El pasado sábado día 4
de junio el realizador José Luis Guerín recibía el Premio Ciudad de Huesca en
el teatro Olimpia de la mano del director del Festival Internacional de Cine de
Huesca. El acto de homenaje al director catalán contó con la proyección de su
filme más celebrado, En construcción (2001), y la presencia de un amplio grupo
de colaboradores de esta película documental como su habitual montadora Núria
Esquerra o el actor protagonista Abdel Aziz el Mountassir. José Luis Guerín,
para agradecer el galardón, ahorró las palabras y cedió su discurso a la música
de la mano de la violinista y colaboradora Gala Pérez.
Con motivo del homenaje
a José Luis Guerín, el Festival de Huesca ha organizado una retrospectiva
orientativa del creador catalán y ha ofrecido diferentes obras audiovisuales
como su diario de viajes filmado por diferentes ciudades del mundo durante su
condición de invitado en diferentes festivales en busca de momentos y
fragmentos extraídos de la vida en Guest (2010). Este recorrido por la obra de un
director que no se cansa nunca de hacerse preguntas, averiguar y experimentar
con la cámara dio unas preciosos resultados también en En la ciudad de Sylvia
(2007) en que el director busca una mujer huidiza que lo tiene embobado por las
calles de Estrasburgo. La proyección fue acompañada también de Unas fotos en la
ciudad de Sylvia que se convierte en un esbozo filmado lo que después será En
la ciudad de Sylvia a través de grabaciones fugaces de rostros y de mujeres
mientras se intenta recuperar una chica ahora ausente que había conocido hacía
más de veinte años.
En este espacio dedicado
a glosar la figura del director José Luis Guerín ha habido oportunidad de ver
dos cartas a Ana (2010) en el que se explora y cuestiona de forma brillante la
relación entre modelo y pintor en el espacio blanco de una tela que equivale a
los mismos procesos creativos del cine proyectados en la pantalla. Son dos
trabajos que repiensan el cine y la pintura a través de la figura de diferentes
pintores y sus obras perdidas en la antigüedad greca. También se esbozan nuevas
relaciones en la construcción de las imágenes a través de la sombra proyectada
en una pared que puede posibilitar fijar el retrato del hombre amado, según
cuenta la leyenda de una mujer que quiere preservar su amante que se 'n va a la
guerra.
El monográfico
consagrado al director catalán contó además con la proyección de la relación
epistolar fílmica entre Guerín y su admirado Jonas Mekas conformada por
diferentes cartas filmadas que consigue establecer un fértil diálogo en la
distancia a Correspondencia Jonas Mekas-José Luis Guerín (2009 -2011). Se trata
de un intercambio de impresiones, reflexiones, confesiones e intimidades que
perfilan un Guerín siempre inquieto, inteligente y osado cuestionándose y
interrrogant acerca del propio medio expresivo y la condición de las imágenes.
Aparece un Guerín consciente y metódico que busca ordenar las imágenes o salir
con perseverancia en busca de algo, de una revelación, o hace un tributo a una
periodista desaparecida. Y, por otro lado, aparece un Mekas desordenado,
caótico, que filma instintivamente, aleatoriamente, un Mekas que acaba
confesando a cámara que filmar es como vivir.
Cine Arte Notícias
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