No deja de ser curioso,
e incluso sorprendente, que en una época convulsa y de crisis como la que
estamos viviendo, y de la que el cine no está exento-sobre todo desde la brutal
subida del IVA-, un filme español, netamente dramático, sobre la tragedia real
de una familia durante el tsunami ocurrido en Tailandia en diciembre de 2004,
haya sido un éxito de público tan impresionante. Qué no habíamos quedado que en
tiempos de recesión e incertidumbre la poca gente que iba al cine era todo para
evadirse y no tener que pensar mucho en su día a día, con productos de consumo
rápido y ligero? Pues parece que no. Y además también se empieza a constatar un
cambio de tendencia con la progresiva sustitución del público juvenil y los
productos a él destinados, por un público más adulto, más constante, y que
busca un tipo de cine concreto. En todo caso, no deja de ser paradójico, que el
último éxito medianamente comparable del cine español hubiera sido Torrente 4.
Más allá de esto, también
hay obviamente factores cinematográficos (en sentido amplio) que explican el
fenómeno de Lo imposible. Uno de ellos no hay duda de que es la expectación
ante el segundo largo de JA Bayona, que ya vivió una situación similar con su
ópera prima El Orfanato. Y como también pasó entonces, la campaña de promoción
ha sido sumamente inteligente, precisa y directa. Por otra parte no podemos
perder de vista que formalmente la película tiene un look netamente de producto
de Hollywood, comenzando por el cambio de nacionalidad de los protagonistas que
ha permitido contar con dos figuras internacionales como Naomi Watts y Ewan
MacGregor, y el descubrimiento este magnífico Tom Holland, que tanto ha dado y
dará a hablar. Y es que no hay que olvidar que la Warner se encarga de la
distribución, y en última instancia existe la voluntad de situar el film en la
carrera hacia los Oscars, no en vano la VO es en inglés.
Pero lo más importante,
es sin duda, que Lo imposible es una cinta podríamos decir que casi perfecto,
fruto del genio creativo de un director privilegiado, con una capacidad innata
para rodar, contar historias y hacer sentir emociones. Con un punto de vista
universal, capaz de llegar a cualquier tipo de persona de todo el mundo, porque
juega con los miedos y los sentimientos más primarios de cualquier ser humano,
como ya ocurría en El Orfanato. Y es que, quien no empatiza con una familia
devastada por un desastre natural, y que lucha contra todo tipo de
circunstancias para intentar sobrevivir y volver a reunirse? Bayona sirve
exactamente al espectador la cinta que espera ver sobre esta historia, con
todos los elementos necesarios: una buena presentación de personajes, una
reconstrucción realista ya la vez espectacular del tsunami, en la que muy
inteligentemente no se ha recurrido los efectos digitales; aprovechamiento al
máximo de los espacios naturales; imágenes visualmente muy potentes; retrato de
una tragedia humana llevada al límite con la lucha por la supervivencia, las
dosis justas de emotividad; unas interpretaciones creíbles, y lo que es muy
importante, un guión bastante conciso (de su amigo y colaborador habitual
Sergio Sánchez), centrado en los protagonistas, que va al grano y que no alarga
innecesariamente el metraje. A todo esto hay que decir que ayuda y mucho la
tierna y magnífica banda sonora de Fernando Veláquez, que ciertamente consigue
un efecto amplificador de lo que quieren transmitir las imágenes. Y un montaje
muy trabajado de Elena Ruiz y Bernat Vilaplana, como se demuestra por ejemplo
en la escena en la que el niño empieza a dedicarse a poner en contacto gente en
el hospital, o el juego de pasillos previo al reencuentro .
Sin embargo, todas estas
virtudes, son a la vez su principal y quizá único punto débil. Y es que acabas
la proyección habiendo visto exactamente lo que esperabas ver, sin sorpresas,
sin nada que objetar o debatir porque todo está perfectamente presentado. Una
magnífica recreación, que sabe aprovechar con inteligencia todos los recursos
cinematográficos de este tipo de películas. Que ciertamente como se ha dicho
mucho, tiene un aire a los filmes de Spielberg (El Imperio del sol sería un
referente evidente), pero que se queda en una obra de un alumno aventajado,
algo carente de personalidad propia y fuerza previsible. Sin embargo, hay que
reconocer que lo que ha hecho JA Bayona está al alcance de muy pocos. No sólo
levantar un proyecto como éste y dedicarle los años que le ha dedicado, sino
conseguir llegar a la gente de la manera que lo ha hecho.
Finalmente, no se puede
dejar de mencionar que a pesar de que el capital económico que hay detrás Lo
Imposible proviene básicamente de España, el capital humano es principalmente
catalán, ya que buena parte del equipo técnico, responsable de la buena factura
del filme proviene, como el mismo director, de la Escuela Superior de Cine y
Audiovisuales de Cataluña (ESCAC). Nos encontramos por tanto, ante la enésima
demostración del gran trabajo que se está realizando en nuestro país en este
centro de reconocido prestigio internacional, y del que han salido tantos
excelentes profesionales.
Marc Serra